La farmacia Santoro, en Ostuni, provincia de Bari, representa la voluntad del titular de tener un espacio de trabajo funcional y capaz de darle un valor añadido a la especialización de la farmacia. El local, de notables dimensiones, necesitaba tanto letreros claros y visibles capaces de guiar al cliente en su recorrido por el interior de la farmacia, como elementos arquitectónicos capaces de permitir identificar rápidamente la zona del fármaco de prescripción. Por esto y en contraposición al color dominante del mobiliario, el blanco, se ha realizado un techo naranja, capaz de atraer inmediatamente la atención del cliente hacia la citada zona.