La farmacia Besquet, en el sur-este de Francia, es un ejemplo interesante de cómo un uso inteligente de los iconos puede ser una gran ayuda para que los clientes se ubiquen en un entorno poco familiar, y, a su vez, es un perfecto elemento de decoración. De hecho, las distintas secciones de la farmacia, como las áreas dedicadas a la dermocosmética y a los niños, resultan graciosas y acogedoras, para que se transmita calor y familiaridad. A ello contribuye el uso del parquet y la presencia de una zona donde los niños pueden dibujar.
Un entorno acogedor, al que se complementa la eficiencia del diseño aún más rentable gracias a la instalación de un almacén automatizado Pharmathek.